Stanley Meyer utilizó impulsos de alto voltaje, mínimo 1.500 V, con intensidades de miliamperios, sobre electrodos actúan como las placas de un condensador sumergido en el agua. Pruebas en Gran Bretaña en presencia del profesor Michael Laughton, decano de Ingeniería en el Mary College, London, del almirante Sir Anthony Griffin, antiguo supervisor de la British Navy, y el Dr Keith Hindley, cabeza de una comisión de químicos que estudió el asunto, demostraron que la célula que Meyer producía una mezcla de hidrógeno/oxígeno, en cantidad muy superior a la estimada con una electrolisis normal. A diferencia de Puharich, Meyer utiliza impulsos de corriente continua, pero su funcionamiento con agua destilada, no conductora, y la baja temperatura de la célula, descartan una electrolisis tipo Faraday.
Según esta comisión, las diferencias con una electrolisis normal, es que Stanley Meyer usa una inductancia o bobina externa que parece resonar con el condensador que forman los electrodos cuyo dieléctrico es el agua, para producir un circuito resonante paralelo. Ello es excitado por un potente generador de impulsos, transformadores, que junto al condensador de la célula y un diodo rectificador, forman un circuito que bombea cargas. Los impulsos de alta frecuencia crean una escala de potenciales crecientes entre los electrodos, hasta que llega un punto en que la molécula agua, el dieléctrico, se rompe y fluye una corriente momentánea. Un circuito auxiliar detecta esta rotura e interrumpe los impulsos, permitiendo al agua “recobrarse”. Esta comisión confirma que con un consumo medio de miliamperios, se obtiene una insospechada cantidad de gas, la célula se mantiene fría, el electrolito es agua destilada, según Faraday imposible entender. La cantidad de gas desprendida es suficiente para mantener una llama que funde el acero en un instante. (Ello, y la baja temperatura de la célula hace pensar que se trata de H atómico) Se lamentan que Stanley no proporcione detalles para duplicarla, a lo que contesta que en su patente hay suficientes.
Stanley Meyer adaptó su WFC a un buggi e hizo numerosas demostraciones con un consumo de un solo galón de agua para 100 millas, (2,36 l de agua por 100 Kms). Parece que había tenido substanciosas ofertas de intereses petroleros, pero consideraba que su invento debía ser patrimonio de la humanidad. El 21 de Marzo de 1998, comiendo en un restaurante con su familia, se levantó gritando que le habían envenenado, corrió a su coche, y cayó muerto en el parking. Tenía 57 años. Se dijo que había sido un aneurisma, pero la policía se entretuvo tres meses en la investigación. Mucho para un simple aneurisma. Su hermano gemelo Stephen ha continuado algunos de sus trabajos, de una manera más discreta, con alguna patente nueva USP Appln. 2005/0246059 ~ Hydroxyl Filling Station (Stephen Meyer).
La principal patente de Meyer, de 1990, ya es de dominio público y un montón de investigadores está trabajando en ello. El más ilustrativo es la reproducción que ha logrado con éxito Naudin, en Junio del 2007, que se ha publicado en se web www.JLNLabs.Org con toda clase de detalles. En una probeta de 1 litro introduce los electrodos, unos tubos de inoxidable de 250 mm de largo y 33 mm de diámetro interior (ánodo) y 30 mm de diámetro exterior (cátodo), uno dentro de otro y separados por aisladores, dejando un espacio de 1,5 mm. Detalla un circuito no demasiado complicado con un generador de impulsos, transformadores, etc, que emite impulsos en diente de sierra, a 1,5 KV. Con una frecuencia de 1.110 MHz logra una resonancia a 0,687 MHz y con frecuencia 0,329 MHz una resonancia de 0,569 MHz. Utiliza agua destilada.
Durante su funcionamiento, en el video que acompaña esta información, se aprecia un impresionante chorro de burbujas, que al desprenderse forman una espesa humareda por encima de la superficie. Son unas burbujas mucho más pequeñas que las obtenidas en una electrolisis corriente. Al desconectar, algunas quedan pegadas al electrodo externo.
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